Lo que el Coronavirus nos ha enseñado

Cuarenta y nueve días. Es el tiempo que ha pasado desde que todo esto empezó y que llevamos confinados en nuestras casas. Cuarenta y nueve días que han trascendido lentamente desde que se declaró el estado de alarma y desde que nuestras vidas han dado un giro —aunque sea de manera transitoria—.

Han sido cuarenta y nueve días de cambios, en los que hemos visto como, de un día para otro, medio mundo abandonaba sus oficinas para teletrabajar desde sus casas; como se han puesto en marcha miles de iniciativas solidarias o como el mundo digital ha adquirido una nueva dimensión en la que se ha vuelto, si cabía, aún más indispensable para las vidas de las personas.

Cuarenta y nueve días desde que vemos y leemos como toda la comunidad científica se ha volcado para trabajar para una misma causa, unida mediante un hilo invisible, bajo el mismo objetivo. Cuarenta y nueve días en los que se han tomado decisiones en tan solo horas, implementado nuevos métodos y tecnologías en tiempos récord; algo que en una situación normal tardaría años. Y cuarenta y nueve días que han servido para que nuestro planeta, liberado de nosotros, esté más limpio que nunca.

La fabricación aditiva, un sector clave

Y es que, aunque estemos viviendo tiempos convulsos, esta crisis tiene mucho de positivo. Y por eso, merece especial atención hablar sobre uno de los sectores que se ha movilizado más, demostrando la capacidad de aportar soluciones inmediatas: el de la fabricación aditiva. Un sector que hasta hace poco quedaba resguardado a unos pocos atrevidos que se «aventuraban» a implementar estas tecnologías para sus proyectos profesionales o ideas, pero que ahora, con la crisis del Coronavirus, ha adquirido una nueva dimensión. Se ha democratizado, convirtiéndose en el método de fabricación por excelencia de este momento, siendo capaz de proveer de material válido y eficaz a la comunidad médica y científica en tiempos muy cortos; adaptándose al 100% a las necesidades que requiere este momento. Algo que nunca antes había sucedido y, es que, con los métodos de manufactura tradicional sería imposible.

Hemos visto como, en cuestión de días, la comunidad tecnológica, y muy especialmente aquella dedicada a la impresión 3D, se ha puesto manos a la obra, aportando diferentes iniciativas para hacer frente a los efectos de la pandemia en la sociedad y poder ofrecer una ayuda tan eficaz como rápida. Proyectos como la fabricación de viseras, mascarillas o nuevos modelos de respiradores (como el fabricado por la SEAT) son algunos de los proyectos que han visto la luz estos días y que han tenido una excepcional acogida entre nuestros sanitarios. También desde S3 Advanced Engineering hemos querido aportar soluciones, no solo a la crisis actual sino también para prevenir posibles recaídas o rebrotes y ser capaces de afrontar esta «nueva normalidad» que llama a nuestra puerta con el AMS (Air Management System Series), un sistema que esteriliza el aire y que elimina el 95% de los virus, bacterias y microorganismos que habitan en él. En pocos días, además, también presentaremos un nuevo modelo de respirador, que hemos diseñado y estamos fabricando conjuntamente con la empresa KUVA. Un respirador, especialmente diseñado para mercados donde el acceso a este tipo de aparato es muy limitado, que a través de su sofisticado sistema funciona únicamente de manera mecánica, sin necesidad de electricidad.

Solo hace falta observar con una mirada atenta lo que está sucediendo en este momento sin precedentes, para darnos cuenta que en momentos de crisis no todo son malas noticias. Nos volvemos resilientes, nos adaptamos, aprendemos y —lo que es más importante— avanzamos a grandes pasos.

 

Share This