¿Cómo ha transformado la fabricación aditiva la cadena de suministro?

Fabricación aditiva y cadena de suministro

Que la fabricación aditiva está cambiando las reglas del juego no es ninguna novedad. Desde hace algunos años, esta tecnología esta revolucionando el mundo de la fabricación, cambiando no solamente la manera en la que los productos se fabrican, sino también el modo de diseñarlos; dando lugar a piezas muy resistentes, con características mecánicas que se aplican a sectores industriales como el de la maquinaria, la aeronáutica o el automóvil. Pero va más allá: producir bienes con tecnologías de manufactura aditiva significa también una alteración de la cadena de suministro, simplificando y deconstruyendo los procesos de la misma. A continuación nos centramos en esta última dimensión, con la intención de profundizar algo más en el impacto que la impresión 3D genera en la cadena logística.

 

Hacia una producción más local

Con la fabricación aditiva, los costes de fabricación no varían en función del país donde se produce, como sí que sucede con la fabricación tradicional. Los costes de imprimir en una máquina determinada son iguales en España que en otros países, con lo que produciendo localmente conseguimos ser más rentables; ahorrando importantes sumas en transportes e impuestos. Esta reversión de la deslocalización supone también rentabilidad en el ahorro de tiempo que conlleva un transporte mucho más corto y accesible, que posibilita la llegada del producto mucho antes y, por tanto, una más entrada más inmediata en el mercado. Un cambio que implica un proceso de más flexibilidad y de mejora del control de calidad, a la vez que genera una contundente reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, revirtiendo muy positivamente en el cuidado de nuestro planeta.

 

 

La cadena logística ha sufrido cambios con los nuevos métodos de fabricación

 

Desaparecen los almacenes

La fabricación aditiva permite una producción personalizada y bajo demanda, algo que no sucede con la fabricación sustractiva, en la que se deben poner en marcha grandes tiradas con cada fabricación para que esta sea rentable. Estas grandes tiradas de producto necesitan, una vez fabricadas, grandes almacenes para depositar todo el producto de repuesto. Un producto que, en muchas ocasiones, va a ocupar el espacio de los almacenes durante años sin ser usado. También puede suceder a la inversa: puede que existan máquinas o piezas originales que se encuentren fuera de producción y se vuelvan obsoletas si no disponen de más piezas de repuesto en sus respectivos almacenes.

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